El candidato de Cambiemos superó por casi tres puntos a Daniel Scioli y reemplazará en la presidencia a Cristina Kirchner, el 10 de diciembre; la base de su triunfo estuvo en el centro del país; participó el 80,92% del padrón electoral
En una jornada electoral histórica, el veredicto de las urnas fue contundente: Mauricio Macri será el futuro presidente de los argentinos a partir del 10 de diciembre y por los próximos cuatro años. Un triunfo que pone fin a doce años consecutivos de gobierno kirchnerista.
En el primer ballottage de la historia de nuestro país, el candidato de Cambiemos se impuso anoche con el 51,45 por ciento de los votos, con una ventaja de poco menos de 3 puntos sobre su rival del oficialismo Daniel Scioli, que obtuvo el 48,55% de los sufragios. Esta diferencia,mucho más exigua de la esperada en Cambiemos, le permitió a Macri revertir el resultado de la primera vuelta electoral, cuando salió segundo con el 34,15% de los sufragios. Ayer se dio vuelta la taba y, con poco más de 12,7 millones de votos, Macri superó en 17 puntos su marca del 25 de octubre pasado.
Visiblemente emocionado, el flamante presidente electo apareció en escena minutos antes de las 22, cuando la tendencia ya era irreversible. “Le pido a Dios que me ilumine para poder ayudar a cada argentino a encontrar su forma de progresar. Yo estoy acá porque ustedes, así que les pido por favor, no me abandonen, sigamos juntos”, exclamó Macri, quien ya había recibido sendas llamadas de felicitación de parte de Scioli y de la presidenta Cristina Kirchner.
La mandataria saliente lo recibirá mañana, a las 19, en la residencia de Olivos. Anoche, pese a que se estimaba un triunfo por una diferencia mayor, todo era alegría y festejos en el búnker de Cambiemos, un entusiasmo que se contagió en los alrededores del Obelisco y en distintos centros urbanos del país. En medio de una ovación y bajo una lluvia de papelitos, Macri agradeció especialmente a sus socios electorales, Ernesto Sanz (UCR) y Elisa Carrió (Coalición Cívica), con cuyas fuerzas políticas articulará un gobierno de coalición.
Empero, en su primer discurso como presidente electo, Macri evitó dar demasiadas definiciones al respecto, como tampoco sobre qué pasos seguirá en estos escasos 18 días de transición hasta el 10 de diciembre, cuando se produzca el traspaso de poder. Sólo repitió algunas de las promesas que había vertido durante la campaña.
“Este cambio no es revancha ni ajuste de cuentas porque hay que poner la energía para construir la Argentina que soñamos, con pobreza cero, con la lucha contra el narcotráfico, con la unión de los argentinos para tener mejor calidad democrática”, enfatizó Macri, mientras se abrazaba con sus colaboradores y su esposa, Juliana Awada. La jornada electoral se desarrolló sin mayores contratiempos, con un alto porcentaje de participación ciudadana (el 80,92% del padrón).
El voto en blanco y nulo, fomentado por fuerzas de izquierda, finalmente no resultó relevante en el conteo general: entre ambos reunieron el 2,51% del total de los sufragios. Como contracara de tanto festejo y lágrimas de alegría, en el hotel NH Bolívar, el búnker del oficialismo, todo era tristeza y caras largas. A las 21.34, Scioli reconoció su derrota, acompañado por su candidato a vicepresidente, el ultrakirchnerista Carlos Zannini.
Detrás de ambos posaba el elenco más fiel del sciolismo, todos ellos con sus rostros demudados por la derrota. Los gobernadores peronistas -salvo Maurice Closs (Misiones) y Juan Manuel Urtubey (Salta)- brillaron por su ausencia; resignados a un fracaso electoral anunciado, sus únicas expectativas apuntan ahora a negociar con el presidente electo. “He defendido con mucha convicción mis ideas, estos logros, pero los resultados ya muestran una tendencia definitiva”, reconoció Scioli, quien hasta el final exaltó el gobierno kirchnerista.
El factor peronista
La única alegría que podía exhibir Scioli era el triunfo del oficialismo en 14 de los 24 distritos: Catamarca, Corrientes, Chaco, Chubut, Formosa, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, Santa Cruz, Santiago del Estero -donde el oficialismo arrasó en las urnas,con el 72% de los votos-, Tucumán y Tierra del Fuego.
A este lote se sumaba, al cierre de esta edición, la populosa Buenos Aires, donde Scioli se imponía por tres puntos de diferencia (51,12% a 48,88% de los sufragios). Este triunfo de Scioli en su provincia -sobre todo en el conurbano bonaerense- refleja a las claras hasta qué punto lo perjudicó, en la primera vuelta electoral, la candidatura a la gobernación de Aníbal Fernández -impuesto por Cristina Kirchner-, quien finalmente cayó ante María Eugenia Vidal (Cambiemos).
Macri, por su parte, se imponía en las provincias más importantes: Capital (donde gobernará su delfín, Horacio Rodríguez Larreta ), Córdoba (donde cosechó su mayor triunfo con el 71,51% de los votos), Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos. También ganó en Jujuy, La Pampa, La Rioja y San Luis.
El triunfo ayer de Cambiemos inaugura una nueva etapa política en el país y, al mismo tiempo, le depara al flamante presidente electo varios desafíos. En lo político, Macri deberá convivir con la mitad de un país gobernado por el peronismo, espacio político que, además, dominará el Senado y retendrá la primera minoría en la Cámara de Diputados, aunque en este caso lejos del quorum.
Este escenario obligará a Macri a negociar con los principales dirigentes del peronismo, que ya preparan su reconversión para despojarse de su ropaje kirchnerista. Algunos de ellos, como Sergio Massa y José Manuel de la Sota, planean erigirse en los principales interlocutores peronistas frente al nuevo gobierno y ayer lo hicieron explícito. Massa, quien había obtenido poco más de 21 puntos en la primera vuelta electoral, celebró el triunfo de Macri. “Hoy los argentinos empezamos una nueva etapa en nuestra historia. Nos van a encontrar apoyando y señalando”, señaló Massa en Tigre, rodeado de colaboradores.
“No perdió el peronismo, sino que perdieron los usurpadores”. sentenció, por su parte, el gobernador de Córdoba, De la Sota. El otro desafío que le espera a Macri es un delicado escenario económico que le dejará el kirchnerismo. El cepo cambiario, la constante caída de reservas en el Banco Central, un déficit fiscal creciente, la negociación con los holdouts, atraso cambiario, una inflación que no baja del 24 por ciento anual y un estancamiento en el empleo desde hace un par de años. El flamante presidente electo aún no anunció quién será su ministro de Economía.
“Comienza una etapa maravillosa en la Argentina sin revanchas ni ajustes de cuentas. Hoy es un día histórico, un cambio de época”
“Que los que no me votaron se sumen porque la Argentina necesita que todos desarrollemos nuestras capacidades para lograr el país que soñamos”
“Les pido que por favor no me abandonen, que sigamos juntos”
“Le pido a Dios que me ilumine para ayudar a cada argentino a encontrar su forma de progresar”
“Es un cambio que nos tiene que llevar al futuro, a las oportunidades para crecer y progresar”
A favor
Macri triunfó con el 51,45% de los votos, a menos de tres puntos de distancia de Daniel Scioli, que obtuvo el 48,55%. Se hizo fuerte en el centro del país
En contra
El Frente para la Victoria triunfó en 14 provincias, dominará el Senado y tendrá la primera minoría en la Cámara de Diputados
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