Afirman que, por las retenciones y el tipo de cambio, el productor local tiene cada vez más dificultades.
Por el peso de las retenciones y la distorsión cambiaria, un productor argentino puede estar obligado a vender hasta más del doble de granos que su par uruguayo si quiere comprar la misma cantidad de bienes e insumos.
Así se desprende de un informe para LA NACIÓN que hizo Guillermo Aiello, especialista en temas económicos de la empresa agroindustrial Alberto L. Marchionni SA.
En Uruguay los productores no pagan retenciones, no tienen trabas a las exportaciones -que significan más descuentos en los precios- ni tienen los perjuicios de un mercado cambiario paralelo. Vale destacar que en la última década fueron a producir al socio del Mercosur decenas de agricultores argentinos que siembran casi el 50% de la superficie en soja y trigo.
Según el trabajo, que toma en términos geográficos a un productor de Gualeguaychú, Entre Ríos, y lo compara con otro uruguayo de Fray Bentos, descontados del precio del grano gastos de flete y comisiones, entre otros rubros, en soja el ingreso neto del productor uruguayo puede ser 130% más que el de su vecino argentino.
Para llegar a ese dato, el informe hace el supuesto de que el productor uruguayo -o el argentino produciendo en esa tierra- vende en equivalentes dólares y luego allí mismo compra pesos argentinos. De ahí que, descontados los gastos, mientras el ingreso neto del productor argentino es de 1897 pesos por tonelada en soja, en Uruguay, siguiendo el supuesto elaborado por Aiello, se ubica en 4372 pesos, es decir, un 130 por ciento más para el mismo grano.
Para el caso del trigo, mientras al argentino le queda, descontados del precio de venta los gastos, un ingreso neto de $ 688,56 por tonelada, el uruguayo puede tener, vendiendo su producción y obteniendo pesos argentinos, un ingreso neto de $ 2400 por tonelada, un 250% más.
“La situación planteada tiene su origen real en las retenciones a la exportación de granos vigente en nuestro país, como así también en la vigencia de un tipo de cambio oficial totalmente distorsionado de la realidad económica, que marca valores muy diferentes para el valor del dólar billete estadounidense”, dijo Aiello.
“En comparación con el productor uruguayo, el argentino es como si tuviera dos retenciones, una la del 35 por ciento en soja y otra la del tipo de cambio. Sumadas las dos, la retención real para la soja sería 54,2 por ciento”, agregó.
En el caso del gasoil, un insumo vital, el productor argentino vendiendo una tonelada de soja adquiere 152 litros de gasoil. En cambio, el uruguayo compra 211 litros, un 38% extra. Llevado al cultivo de trigo, mientras el argentino compra 55 litros de gasoil, el uruguayo puede conseguirse 115 litros, un 109% más de producto.
Aiello calculó cuántas toneladas deben comercializarse para la compra de un metro cuadrado a US$ 3000 en la zona de Pocitos, en Montevideo, y en Palermo, Buenos Aires. Así, mientras el uruguayo debe vender 10,63 toneladas de soja para adquirir ese metro cuadrado, el argentino tiene que desprenderse de 24,50 toneladas, un 130% más.
Si ambos productores quieren pagar un sueldo neto sin cargas sociales (Aiello consideró $ 10.000 en la Argentina y $ 15.000 equivalentes en Uruguay), el uruguayo lo hace vendiendo 3,54 toneladas de soja. En cambio, para el mismo fin, el argentino tiene que desprenderse de 5,27 toneladas, un 48% adicional.
Además, mientras el uruguayo compra una hectárea cotizada en US$ 8000 con 28,36 toneladas de soja, su par argentino tiene que vender 65,34 toneladas del mismo grano.
El especialista consideró que debe bajarse la presión impositiva al sector. “Las retenciones en trigo y maíz deben ser eliminadas inmediatamente y las aplicadas a las exportaciones de soja, reducidas con un plan de eliminación en el mediano plazo”, remarcó.
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